Presentación de Los jardines secretos de Payton
“LOS JARDINES SECRETOS DE PAYTON”
Ahora, permítanme contarles un pequeño cuento.
Aquel fin de semana hizo un parón.
Fue de viaje a Madrid a ver el musical “Billy Elliot”.
El teatro estaba lleno.
Fue la última función.
Al día siguiente todo cerró.
Así, fue el 14 de marzo de 20222 cuando se decretó el “estado de alarma”.
Silencio…
Al día siguiente mas silencio.
Mitradas infinitas ante lo desconocido.
Noticias desconcertantes, miedos, angustia, rabia, soledad.
El pintor dejó de ser pintor.
Y así el tiempo inexorable pasaba.
Silencio…
Sonó en su cabeza la primera llamada de Payton.
Soliloquio anunciado.
Estremecedor grito de pasión.
Confinamiento.
Amaneció, y como un pecador, fue a su estudio.
Con las piernas temblando abrió la puerta de su estudio, desinfectó compulsivamente y ordenó lo ya ordenado.
Silencio…
Ni una pincelada, ni un solo trazo. Frustrado se fue.
Y así día tras día.
Vendas en los ojos. Niños encerrados. Máscaras.
Fronteras entre lo real e irreal.
Payton y el pintor.
La luz prometida se hizo oscuridad. Atrapó el tiempo.
Silencio…
A las 6,38 de la mañana salió a pasear junto a amaneceres y ríos.
Sonó la segunda llamada de Payton.
Decidieron quedar por la noche en el estudio del pintor.
Abrió la puerta.
Frente a frente, consigo mismo, hablaron.
Emociones disparadas por un francotirador.
El pintor, salió del laberinto de colores ayudado por rostros irreconocibles.
Rostros desaparecidos por el tiempo. Más máscaras.
Payton se fue y con él muchas almas.
Silencio…
El pintor a las 23, 42h se quedó solo. Preparó un bodegón con una sola flor.
El primer trazo después de meses.
La mano temblaba.
Silencio…
Otro florero. Y ese día abrió las pinturas.
Soledad.
Fugaces primeras manchas, emociones alborotadas, desconcertantes sentimientos.
El 24 de junio del 2020 a las 23, 16h vino Payton de nuevo y se lo llevó.
Visitaron a Monet, Cezzane, Fantin Latour, Munch, Towmbly, Michael Klein, Chagall, mientras sonaba Debussy.
El viaje acabó a las 23,17h.
El despertar, imaginando a Losky bailando, con una paleta de colores infinitas. Luz cenital y los lienzos en blanco deseosos de amarles.
Sonríe, sonríe.
Reflexiones melancólicas.
Silencios rotos.
Antiguos restos de secretos.
Cuarentenas críticas.
Trazos gestuales.
Confinamientos ventaneando.
Guerras mundiales.
Dibujos íntimos.
Cuerpos y almas. Provocaciones pintadas.
Floreros aparecidos.
Naves espaciales sin rumbo.
Paisajes en rosa.
La pintura del pintor y el momento frenético.
Disciplina y trabajo.
Estudios en cada obra que realizaba. Infinitos bocetos.
Ensayos, rupturas y sobre todo verdad.
Una serie de obras realizadas sin normas, sin prejuicios, con emoción y un millón de sensaciones.
Los últimos románticos de la pintura.
Querer entrar en esos jardines que Payton le enseñó en los viajes realizados.
Anhelados colores y composiciones.
Aquel fin de semana hizo un parón.
Entró, se sentó en la butaca 19 junto al pasillo. Esperó unos minutos.
El teatro estaba lleno.
Cerró los ojos.
Entonces se abrió el telón y sonó la música.
Comenzó “Billy Elliot” con los jardines de Payton detrás.
Ahora sí que se ha cerrado el círculo.
Muchas gracias a todos y disfruten de la magia de Payton porque. De una manera u otra, Payton somos todos.
Fran Herreros
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